Anillarte con sus prendas metálicas repite en la pasarela valenciana y No más culo blanco y Siemprevivas triunfan con sus propuestas.


Ha terminado la XV edición de la Valencia Fashion Week y quiero a través de este post contaros que es lo que más me gustó de la pasarela valenciana. Con apuestas como Anillarte que ya triunfó en la anterior edición y por todos aquellos jóvenes diseñadores (descaradamente jóvenes), la cita con la moda en la capital de Valencia recibió lo mejor de la mano de Antonio Posadas y la magia de su Redoble de tambor (una colección repleta de color inspirada en el mundo del circo y las pinturas de Pablo Picasso y Marc Chagall), la cordobesa Juana Martín (con Memorias de África que apuesta por los colores tierra del continente y el naranja de sus amaneceres) y Lucía Botella (su colección para Pepe Botella es la fuerza del alma en negro y la paz del corazón en blanco en la mujer contemporánea).


En estos tres diseñadores podemos ver diferentes tendencias en el color, los tejidos y el corte. Frente a la explosión de color y volumen de Posadas encontramos la ropa de baño y los complementos en colores neutros que comunican a la perfección a la mujer con la naturaleza que la envuelve. Sencillez y sofisticación que no olvida en algunos volantes los orígenes de la diseñadora cordobesa. Lucía Botella, por su parte, apuesta por grandes escotes, telas muy vaporosas, encajes, elegancia, pero todo en blanco y negro para ensalzar la figura de la mujer.

También quiero destacar la novedad más significativa de esta edición, la apuesta en los eventos por el streaming que ha hecho posible seguir las propuestas de todos los diseñadores en directo, y la mejora de la ubicación de la pasarela valenciana. Volver al Ágora ha sido todo un acierto pues la anterior llevó a un evento mucho más íntimo que limitó la asistencia de seguidores del mundo de la moda.

Las imágenes pertenecen a la organización del evento. Destáca-te ha realizado los montajes para el artículo.